Según la Organización Internacional del Trabajo y la agencia de la ONU para la infancia (UNICEF), en 2020 el trabajo infantil perjudicó a 160 millones de niños a nivel global.
Esta situación supone un aumento de 8,4 millones respecto a 2016; sin embargo, tras las consecuencias de la crisis de COVID-19, hay riesgo de que a finales del 2022 se sumen otros 9 millones de infantes a este tipo de trabajos que vulneran aún más sus circunstancias.
El estudio de la UNICEF expone que es el sector agrícola el que concentra el 70% del total del trabajo infantil, lo que representa a 112 millones de niños; además se destaca que la mayor parte de la cifra mundial, son varones reclutados con un rango de edad de los 5 a los 11 años.
Esto marca una tendencia ascendente a la explotación infantil, desigualdad de oportunidades, violación de derechos humanos, deserción escolar, pobreza, violencia, entre otras pérdidas sociales e individuales para los países con altos índices de trabajo infantil, en el que se encuentra México como uno de los principales con esta problemática.
