Quiéreme #BajoPresión

Por A Opinión Magacín

Por Edilberto Aldán

Quien quiera ver a la Cuarta Transformación como un movimiento novedoso está en su derecho, nada se puede oponer a la fe sin ojos que la masa tiene a las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador; para uno mismo, lo único que resta decir es: allá ellos, buenas noches y buena suerte.

Imagen: https://polemon.mx/

Sin embargo, a pesar del pesimismo documentado al que uno se pueda rendir, siempre quedan resabios de las reacciones que nomás no dejan de ser claros, que por más esfuerzo que se realice, dejan un desánimo imposible de sobreponer ante lo que uno descifra de las declaraciones del líder de la Cuarta Transformación, pero sobre todo de sus seguidores, esa masa amorfa que cada tanto se personifica, se decanta, en la declaración de una sola persona.

Andrés Manuel López Obrador, estoy convencido, personifica de manera sucinta todo aquello contra los que de mi generación estuvimos en contra, quienes crecimos entre las crisis económicas y políticas provocadas por el priismo, nos dividimos entre el pesimismo y la euforia, quienes no creemos que hemos hecho suficiente como para cambiar el sistema político nacional y quienes se abandonan a la fe de las buenas intenciones de la Cuarta Transformación. Dos bandos que jalan al resto de la comunidad, polos que se rinden a la polarización con que el presidente simplifica el discurso político y que nos mantiene discutiendo entre nosotros, antes que, con una idea, rebelarnos ante la imposición.

Declarado está, a López Obrador lo que le interesa es que lo quieran, él no paga para que le peguen, lo que al presidente le interesa es que lo amen, ser arropado por nuestro cariño, que apreciemos sus buenas intenciones, sin importar cuál es el propósito o fin último. Cautivos de su discurso, no nos detenemos a reflexionar en lo que se hace en su nombre, como la extinción de fideicomisos que en el Congreso los lopezobradoristas promueven.

Su ariete en el Congreso, Mario Delgado, promueve la idea de que la disolución de esos fideicomisos no significa que desaparecerán los apoyos a lo que sea, ciencia, cultura, arte… Lo que subrayan es que la Transformación requiere sacrificio, y se lo creemos por el discurso polarizado, sin ver que, en este intento por centralizar el poder de decisión, volvemos a los tiempos en que la opinión del presidente lo era todo.

Poco, muy poco es lo que se puede hacer ante la lambisconería de los tetratransformistas, La decisión de borrar de un plumazo todos, todos, los fideicomisos porque algunos permitieron opacidad sólo refleja la urgencia de que la sociedad, los ciudadanos organizados, defiendan los derechos de todos.

Eso, el extremo, la oposición, la crítica, señalando lo que no podemos dejar de ver.

Coda. Uno de los poemas más poderosos que conozco es The hollow men de T.S. Eliot, más allá de mis gustos personales, quizá por eso mismo, invariablemente me dice algo y, aparte, se relaciona con esta idea apocalíptica que de vez en cuando nos ronda.

Between the desire/ And the spam/ Between the potency/ And the existence/ Between the essence/ And the descent/ Falls the Shadow/ For Thine is the Kingdom/ For Thine is/ Life is/ For Thine is the/ This is the way worlds ends/ This is the way worlds ends/ This is the way worlds ends/ Not with a bang but a whimper

Que en la traducción de Jaime Augusto Shelley se establece de la siguiente manera:

Entre el deseo 

Y el espasmo

Entre la potencia

Y la existencia

Entre la esencia

Y el descenso

Cae la Sombra

Por que tuyo es el Reino

Porque Tuyo es

La vida es 

Porque Tuyo es el 

Así es como se acaba el mundo

Así es como se acaba el mundo

Así es como se acaba el mundo

No con un golpe seco sino en un largo plañir.

La traducción de Jaime Augusto Shelley, para mí, por entrañable, es la mejor, mi más querida, la que atesoro porque tuve la oportunidad de conversar acerca de ella con el poeta cuando Claudia Santa-Ana, en 2005, invitó al poeta de la Espiga Amotinada a coordinar la primera residencia artística en el CIELA Fraguas. Guardo en la memoria varios momentos de conversación con el poeta. Jaime Augusto Shelley falleció ayer, sostengo que ningún dolor es colectivo, es una experiencia individual, los motivos de mi duelo son personales, no volveré a escuchar la risa franca de Jaime Augusto al momento de recitarle su traducción y que me dijera que no había entendido nada, no habrá repetición de la mirada que me brindó cuando le hablé de la suerte de Eraclio Zepeda. Soy hombre, duro poco, como estableció Octavio Paz, los motivos de mi duelo por el fallecimiento del poeta rebasan las frases que pudiera escribir para hacerme entender. Lo lamento.

@aldan