El fracaso de la coalición “Va por México”
Por Samuel Ramos @soruyazo
Antes de que la coalición “Va por México” se cristalizará, muchos ya anticipábamos su fracaso. Como le había pasado al PAN en 2018 con Movimiento Ciudadano, calculábamos que el gran ganador de la alianza sería el PRI, partido que se encontraba prácticamente en la lona luego de los escándalos de corrupción del sexenio de Peña Nieto.
Y así fue. Tras las elección de junio de 2021, el tricolor pudo hacerse de varias Diputaciones Federales gracias al voto de castigo de los ciudadanos, que esperaron encontrar en la alianza partidista un rayito de esperanza frente a las imposiciones y las desaseadas formas de gobierno de la 4T.
Aunque el PRI efectivamente obtuvo una buena bocanada de oxigeno que hoy lo mantiene vivo, el gran perdedor de este proyecto se llama Marko Cortés, uno de los principales promotores de la alianza que hoy se tambalea en el Congreso, particularmente en la Cámara de Diputados.
Decir que la alianza electoral fue un éxito sería arrogante. La realidad es que el PAN de Cortés traicionó sus principios para aliarse (en una jugada desesperada) con uno de sus principales adversarios en la historia de la democracia de nuestro país. Lo hizo porque no pudo, no ha podido y probablemente no podrá contrarrestar el fenómeno llamado “Andrés Manuel López Obrador”.
Decir que los resultados electorales del pasado junio fueron un triunfo para el PAN es de ilusos. Acción Nacional perdió 12 de las 15 gubernaturas en juego. Y aunque obtuvo buenos resultados en la capital del país, la victoria de López Obrador fue contundente. El mapa nacional se pintó de color de guinda.
Ahora bien, ¿por qué digo que la coalición se está cayendo a pedazos en la Cámara baja?. Muy simple, basta detenerse para ver la respuesta del PRI a la exigencia del PAN, de ir en contra de la reforma al sector eléctrico que plantea López Obrador.
De hecho, el PRI de Alito ya trazó la ruta para justificar la aprobación de la iniciativa (foros consultivos) y garantizar el buen trato del tabasqueño rumbo a los próximo años. Compraron impunidad y permanencia. ¿No me creen?, vean entonces ustedes la persecución de Ricardo Anaya, principal opositor de AMLO, a quien por cierto ya le abrieron el expediente de 2018.
En el Senado, el PAN también navega por su cuenta y ni se diga los gobernadores panistas. Cada uno con su agenda, sus temas y su propia relación con el gobierno federal. El liderazgo que presume Marko Cortés en el PAN es una burbuja que no tarda en reventar.
En 3 años no pudo consolidar al partido como la principal fuerza de oposición, ni engrosar las filas sus filas con ciudadanos de a pie, frescos y dispuestos a participar en la vida pública del país. ¿Por qué?, porque ha hecho del PAN su negocio personal y del grupo que lo acompaña y que hoy ocupa distintos cargos de representación popular.
Dice el dicho: “de que lloren en su casa a que lloren en la mía, mejor en la suya”. Esa es la mentalidad de los panistas que hoy ocupan un cargo de esta naturaleza, incapaces de cumplirle a su electorado, de rendir cuentas claras por los recursos que reciben del erario público y de construir una verdadera oposición que frene la debacle del país.
Que no se olviden que la FGR y la UIF responden a las órdenes de Palacio Nacional. Veremos hasta donde es capaz de sostener el discurso de confrontación, el líder panista que hoy despacha en la Del Valle.