Después del túnel
Me encuentro en un túnel obscuro… tengo miedo, hace frio, camino con cuidado, no puedo ver nada llevo mis manos por delante para no golpear contra algo, sigo caminado desconfiado, me doy ánimos para seguir adelante, escucho murmullos de gente, algunos llantos y gritos de desesperación, con cautela voy paso a paso hacia delante en ese túnel que parece no tener un fin, a lo lejos se puede ver un pequeño punto de luz, mi desesperación y angustia ahora tienen una esperanza, eso me motiva a caminar un poco más rápido, cada vez que avanzo ese punto de luz se hace más grande, ahora esa luz parece como si fuera luna llena, el túnel ahora no esta tan obscuro camino lo más rápido que puedo para llegar hasta el final, me siento cansado pues a mis cálculos he caminado más de hora y media, con la iluminación de media luz observo que hay mucha gente caminado desorientados y asustados, niños y adultos, he tratado de entablar alguna conversación con alguno pero no me escuchan, tampoco me pueden ver, una manada de perros de diferentes razas y mestizos pasan corriendo por un lado, estoy como a 20 metros de llegar al final del túnel en donde ahora se ve perfectamente todo.
Al salir del túnel me encuentro con un bello paisaje y un enorme jardín, árboles frutales y el césped tan verde muy bien cortado que parece una gran alfombra, las personas que venían acompañándome ahora se ven con una gran tranquilidad pues sus parientes más cercanos los están esperando al final del túnel y los reciben con flores, abrazos y besos, se los llevan caminado en diferentes direcciones, la manada de perros organizadamente se van desprendiendo para unirse con sus familias humanas, brincan, corren y juegan con los niños en los enormes jardines, avanzo desconcertado y a lo lejos veo a mis abuelos paternos y maternos saludándome con gran entusiasmo, corro hacia ellos después de esa incertidumbre que estaba viviendo es un gran alivio ver gente que conoces, ellos saben todo de mí vida y mientras caminamos me dicen lo orgullosos que están de mi persona por los logros obtenidos en mi vida, mi abuela materna me jala la oreja en son de broma y me dice pórtate bien porque desde acá te estoy observando, me da risa su broma y la abrazo, percibo el olor de su perfume que ella usaba en vida y seguimos caminado, nos dirigimos a una gran ciudad enorme llena de muchas luces de colores, antes de entrar a la ciudad en donde está un arco enorme, me vendan los ojos y en un salón gigante están toda la gente que conocí, que ya ha fallecido, todos platicando y conviviendo, tomado una copa de vino, comiendo fruta que están en enormes charolas, todos vestidos de gala, los hombres con sus mejores trajes y las mujeres con vestidos largos, los niños afuera en los jardines jugando en actividades que unas hermosas mujeres de piel muy blanca y de un bello carácter los coordinan, ambientado la reunión música de trompetas y violines, que te hacen desprenderte del alma por sus bellas melodías que despiertan sentimientos de nostalgia y alegria, nunca me había sentido con tanta tranquilidad y con tanta paz interior, no recuerdo que pendientes tengo, tampoco recuerdo mis problemas, ni como esta mi economía el día de hoy, trato de pensar y concentrarme para recordar cómo es que llegue aquí y mi cabeza se empieza hacer miles de preguntas, interrumpe mis pensamientos un señor de edad mayor con una barba muy cuidada y completamente blanca, con sus dos manos toma mi cabeza y con sus dedos pulgares aprieta un poco en mi frente y con voz angelical me dice lentamente, no pienses disfruta el momento, mis parientes, amigos y conocidos se ponen en doble fila abriéndome un espacio para que yo pase por en medio, ahí están todos los que se han marchado a los que jamás volví a ver, aplaudiéndome, abrazándome, sonriendo y felices, me siento con una gran paz interior como nunca había sentido, de mi espalda parece que se fue de la nada un enorme peso que traía, al final de la fila encuentro a todos mis perros, a los que les llore cuando se marcharon, son muchos no los recordaba a todos y ahí los recordé nombre por nombre, juegue con ellos los abrace y ellos me correspondían con lambidas y movimiento de sus colas.
Después de eso el mismo señor de barba blanca, me cierra mis ojos con sus dedos y me vuelve a poner sus manos en mi cabeza y nuevamente me aprieta mi frente con sus pulgares, en voz baja pero penétrate me dice aun no es tu hora, vive feliz y has feliz a los tuyos.
Despierto abruptamente y me encandila la luz que está en el techo del cuarto donde me encuentro acostado, con mis manos quiero quitarme la mascarilla que está conectada a un respirador, pero se acerca una enfermera y me detiene mi mano, me empieza hablar para tranquilizarme, ahora me doy cuenta que estoy en un hospital regresa a mi mente mis recuerdos, estoy recordando como fui a parar ahí, recuerdo que llegue a casa de la oficina con dificultad para respirar, con tos y calentura, me automediqué con medicina para la gripe, pensando que era solo un resfriado, mi esposa me dio un té y me fui a acostar para reposar y reponerme, por la noche al no poder respirar me levante por la apnea de sueño, trataba de jalar aire por la boca pero respiraba muy poco y me empecé a desesperar, mi esposa se levantó al escucharme toser, se levantó y me reviso mi temperatura el termómetro arrojaba 40°, me llevo de inmediato al hospital en donde al llegar me hicieron la prueba del COVID-19, saliendo positivo, decir dónde, cuándo y cómo me contagie sigue siendo una enigma, 42 días estuve en el hospital, los médicos me dijeron que estuve grave a punto de morir, regrese a casa, me entere en ese tiempo que 3 compañeros de la oficina desgraciadamente no pudieron derrotar el COVID-19, dejando desamparadas a sus familias, mi esposa y mis tres hijos también se enfermaron, sin sufrir estragos graves gracias a dios, estaban ya recuperados y contentos de que yo regresara.
Tal vez fue Dios el señor de barba blanca el que me dijo que no era mi hora o tal vez estaba cruzando al portal de los muertos, no lo puedo saber, pero me dieron otra oportunidad, ahora estoy reflexionado como aprovechar más mi tiempo con mis seres queridos y con mi familia, he comprendido que la vida se va en un instante y que jamás podrás hacer el tiempo hacia atrás, pero sin duda este año no estaré presente con mi foto en el altar de muertos.