De ociosidad, arte y otros vicios: La Maternidad según los murales de David Alfaro Siqueiros

Por Diana Gómez Carrillo

Hablar de maternidad siempre resulta complicado, pues se trata de un tema ocioso para quien lo aborda, pues todo se ha dicho desde todos los ángulos posibles; desde la poesía, la escultura, la literatura e incluso desde las ópticas científicas como la antropología, la psicología, la biología y un largo etcétera; es por ello que es muy fácil caer en lugares comunes, clichés y hasta en frases cursis que parece han sido copiadas del calendario.

No obstante, no quería que “El día de la Madre” pasara inadvertido por esta columna, sobre todo por mi afán de homenajear a Doña Betty, mi madre, y hacerle saber de manera pública, que su sola existencia me hace tener un rumbo en la vida, me hace sentir amparada ante cualquier adversidad y me planta en este plano con raíces firmes que me dan identidad; así que una vez dicho eso, quiero adentrarme a cómo el muralismo mexicano ha plasmado la figura de la madre, a través de uno de sus más grandes exponentes: David Alfaro Siqueiros.

Para Siqueiros, la maternidad fue un tema recurrente, y en su cosmovisión artística, ubica a la madre como aquella figura cuya misión es educar a la prole con grandes valores cívicos, a fin de que cada hijo que ésta criara, se convirtiera a la postre, en un ciudadano cuyo amor a la patria lo llevara a conducirse con rectitud y por ende, surgiera una sociedad con principios éticos, demócratas y progresistas. Al mismo tiempo, el muralista no minimiza en su arte que dicho rol para la mujer conlleva una pesada carga y mucho sacrificio para quien lo cumple a cabalidad.
Hay tres grandes ejemplos de lo antes dicho, el primero se trata del mural titulado “Madre Proletaria” donde plasma a una madre con sus tres hijos encerrados en un muro de ladrillos, haciendo alusión a la opresión de la época y a las pocas oportunidades educativas para las mujeres y su descendencia. Haciendo una crítica social al patriarcado rampante de la época.
El segundo ejemplo, lo es el mural “Madre Campesina” donde Siqueiros nos muestra a una mujer que camina con su hijo en brazos huyendo de un incendio en el campo, la forma en que abraza al hijo refleja inmensa ternura, misma que no merma la férrea voluntad de defender al vástago de toda la adversidad a que ambos se tengan que enfrentar, además en dicho mural, el autor, resalta lo admirable del trabajo en el campo y lo difícil que es la supervivencia en él.
También se encuentra “Niña Madre”, donde vemos a una niña descalza con el vestido roto y angustiada por cargar a su hijo en la espalda, el niño tiene la misma expresión de angustia que su madre, denotando el lazo indisoluble madre-hijo, que no solo es simbiótico a nivel físico, sino también a nivel emocional.
Como podemos observar, la obra de Siqueiros otorga al rol de madre suma importancia para el desarrollo de cualquier colectividad, y además reconoce la dificultad de la crianza para las mujeres en entornos hostiles, de precariedad y desesperanza.

Sin duda, su visión fue adelantada a su época y de forma lamentable, continúa vigente para muchas maternidades.

Cierro con mi reconocimiento y profunda admiración para todas quienes hemos dado vida y que todos los días, sin importar las vicisitudes, incertidumbre o cansancio; damos amor y lo mejor de nosotras mismas a nuestros hijos. Y por supuesto, diciéndole a Doña Betty que la amo mucho. ¡Felicidades, mamás!