México del 2006 al 2012: los años maravillosos.
Ataque con granadas, sí, granadas a quemarropa en contra de civiles en una plaza en la ciudad de Morelia en pleno festejo de las fiestas patrias del 2008 que dejó 8 muertos y 142 heridos.
El asesinato de 16 jóvenes por un grupo armado en Ciudad Juárez a principios del 2010 en Villas de salvarcar en una fiesta de cumpleaños, tragedia que el entonces presidente justificó diciendo que «en algo malo andarían».
Hallazgo de 72 cadáveres de migrantes que habían sido secuestrados por los zetas.
El incendio de los zetas del casino Royale dejando un saldo de 61 personas fallecidas.
Los 2 estudiantes de excelencia del Tec de Monterrey que fueron asesinados y que injustamente catalogaron como integrantes del crimen organizado.
La masacre de Allende, Coahuila en donde hubo al menos 300 muertos que no reportaron los medios.
Los 49 niños de la guardería ABC…
No, no son hechos ocurridos durante el período presidencial actual de Andrés Manuel López Obrador, éstos son sólo algunos de los acontecimientos más violentos en el sexenio de Felipe Calderón, y es claro que desde esta pluma condenamos la violencia, la impunidad, y la injusticia todavía de vivir en un país donde sus habitantes se sienten inseguros sobre todo al visitar algunas regiones.
Hace aproximadamente unos 10 años, yo era tan sólo un estudiante, y en la universidad se estaba hablando mucho sobre política; se acercaba la elección presidencial del 2012, una señora sorprendida a las afueras de la escuela me escuchó decir que yo votaría por el «Peje», a lo que ella un tanto adisgusto me comentó que si no veía la «estabilidad» del país, que si no veía la economía cómo avanzaba… al escuchar esto fui respetuoso con ella, le dije que no compartía su punto de vista pero que sería una elección interesante, que había que salir a votar.
No pude evitar ir pensando durante todo el camino a casa en la opinión de la señora, me preguntaba: ¿»A qué estabilidad se refería»? Cuál estabilidad si mi familia que no es ni de clase alta ni de clase baja apenas alcanza para pagar los gastos en la casa, si a la mayoría de mis vecinos y amigos los escucho decir que cada vez alcanza para menos, que hay desempleo, bajos salarios y una indescriptible sensación de inseguridad y preocupación.
Seguramente crucé camino con una persona de la clase media, aquel sector que si bien no era clase alta, no padecía para llegar al fin de quincena, que podía viajar cuando quisiera, que podía pagar colegiaturas en escuelas privadas, que iba al súper sin tener que contar los pesos o ir haciendo cuentas antes de llegar a la caja.
Ése exactamente era el México al que yo no pertenecía, al lugar donde la economía de mi familia y mis amigos del barrio no llegaba. Quizá mi expresión «Voy a votar por el Peje», fue exagerada y ella se incomodó porque imaginó que al haber un cambio de gobierno perdería esa estabilidad, ése privilegio de la magnífica estabilidad que ella respiraba todos los días. Qué iluso fui, o que ciego estaba yo, cómo un muchacho de 20 años podía amenazar de esa manera el «maravilloso» presente de México.
Algunos meses después… supimos qué tan mal se había gobernado en México, lo suficiente como para que regresara ni más ni menos que el PRI, un dinosaurio ahora en vías de extinción.
Por cierto también, eran los años de las primeras balaceras en Aguascalientes, en la ciudad del «no pasa nada». Y los videos de asesinatos cometidos por los narcos, inundaban internet.
Nos seguimos leyendo.
