El día martes se jugaba un partido de preparación para el mundial de Qatar entre las selecciones de México y Colombia, con sabor cafetalero y ritmo de tambora.
En este encuentro pudimos ver reflejadas ambas caras del equipo que dirige Gerardo «Tata» Martino. El partido se dividió en 2 partes, la primera de ellas, el 1er tiempo, favoreció a los aztecas, a «los nuestros», un término que ya casi nadie utiliza, en aquellos tiempos (hace unos 20 años) solíamos decir: ganamos, o perdimos, éramos aunque desde la televisión, parte de ese equipo, las cosas han cambiado.
En el primer lapso, la selección tricolor nos mostró que podía, que a pocos meses de que se juegue el mundial, estaba venciendo 2-0 a un importante equipo de Sudamérica. Se cobraba un tiro de esquina, eran un joven Alexis Vega y un veterano Andrés Guardado quienes se preparaban para cobrar, el relevo generacional estaba presente, en una misma jugada, pasado y presente.
La afición aunque feliz en el estadio por ver a su equipo arriba en el marcador, se seguía mostrando exceptica, pesimista en redes sociales, no daban crédito, como casi siempre, no se la estaban creyendo. La afición parece especial, cuando se gana «somos los mejores», cuando se pierde «son los peores».
Para el segundo tiempo vinieron los cambios y la debacle mexicana, en sólo 3 minutos ya nos habían empatado, y momentos después con un golazo de antología nos dieron la vuelta, y digo nos dieron, porque vaya que estos colores aún se sienten y sí, hay que estar en las buenas y en las malas.
Es esta la realidad de nuestro futbol, no debemos hacer leña de un árbol caído, ni tampoco soñar con un campeonato mundial, al menos no con este técnico ni con este sistema en la liga local.
El debate deportivo en México es poco dialéctico, en donde el objetivo sea hablar sobre la realidad, sin intentar persuadir o dejarse llevar sólo por las opiniones. La dialéctica es escuchar y contraponer ambas posturas, pero basados en hechos concretos.
El público mexicano en futbol y en política es de igual manera víctima de la prensa. Al más mínimo chispazo de algún jugador, ya lo comparan con Messi, o ya se lo están vendiendo a algún equipo de europa. Televisa no ha dejado esas prácticas, de querer colocar a ley del marketing jugadores en la selección.
Y la prensa en la política igual; por un lado se tiene abandonada la crítica y se omite la discusión sobre lo tanto que falta por hacer. Mientras que por el otro, el de los opositores al actual gobierno, no cabe siquiera la posibilidad de reconocer un logro, un programa social, una obra, la fuerza del peso y la baja inflación respecto a otros países, o que ya no exista represión, nada.
Es la obsesión con el pesimismo, lo que impide llevar una discusión próspera, una dialéctica socialmente constructiva.
Así entonces, desde una grada que observa a un técnico indiferente, que parece apurado por terminar este proceso e irse quizás a dirigir a su país, nos encontramos un tanto desanimados y desconfiados de cara a la próxima justa mundialista, pero no pesimistas, atentos para apoyar a nuestro equipo mexicano.
Danny Barrera
Educado en una familia humilde y noble, activista político, voluntario durante el sismo en México en el 2017, líder de La Chinaca Aguascalientes y miembro activo del colectivo La Familia 18era.
Simpatizante de la izquierda y del pueblo, pero como dijo Helguera: eso no me prohíbe decir cuando éste gobierno la riega.
Sobre el autor
Educado en una familia humilde y noble, activista político, voluntario durante el sismo en México en el 2017, líder de La Chinaca Aguascalientes y miembro activo del colectivo La Familia 18era. Simpatizante de la izquierda y del pueblo, pero como dijo Helguera: eso no me prohíbe decir cuando éste gobierno la riega.
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