Aires del tiempo
Francisco Javier Chávez Santillán
El ahora ya multicitado desplegado, “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, merece ser visto desde un ángulo diferente. Y que propongo sea para revelar el role actancial de los emisores principales de esta interlocución pública: el presidente Andrés Manuel López Obrador y los iniciales 30 firmantes del parte comunicativo. Si de algo sirve el análisis del discurso, que tantos adeptos ganó desde que Ferdinand de Saussure (1857-1913) trazó los fundamentos de esta rama al servicio del análisis literario y que encontró en Umberto Eco ((Alessandria, Piamonte, 1932 – Milán, 2016) uno de sus más célebres exponentes, es para poner en evidencia el significado y el sentido que comporta desde una simple cadena comunicativa, hasta un discurso acabado.
Y, para abrir boca, diré que el pre-texto del mensaje referido consiste exactamente en el silencio relativo de una “oposición” –por ahora ausente del foro público-, así se dice, con cierto reproche a los que fueran partidos de oposición al proyecto político triunfante de Morena, bajo López Obrador, y que fueran barridos en las urnas de la pasada elección presidencial; concedamos que no existe actor alguno que personifique con plena identidad e importante convocatoria social la oposición al actual mandatario. Desde luego que existen personalidades ya distintamente encontradas con las posturas del actual Jefe del Ejecutivo, pero que al parecer al estar situados en las líneas de la ciencia, de la academia, de la intelectualidad o de la función comunicativa de los mass media, no parecen representar un adversario político justo al nivel y estatura del actual mandatario mexicano. Quede pues el avance de que, en la actual escena política de México, venía prevaleciendo un silencio relativo opositor.
El con-texto del citado desplegado está mucho más claro. El ascenso continuado, extenso, fatigante, desgastante, letal, de la pandemia por el Coronovarius, Sars-CoV-2, que confinó a la sociedad mexicana a sus casas, obligándoles a una cuarentena incierta, modorra, abrumadora, distanciante en lo social y sumamente agresiva contra la viabilidad económica de los hogares. A la que ominosamente se desliza la otra pandemia “de la pobreza” –sobre todo del empleo, del ingreso diario y, por ende, de la supervivencia de los más vulnerables-. Y se añaden otros dos perniciosos factores: la violencia institucionalizada erigida al máximo de su encarnizamiento, sumada a la otra violencia “de género” –donde la mujer está al centro de su más peligrosa acechanza- y de la que paradójicamente los oídos presidenciales están sordos. El post-texto está por desarrollarse y seguramente lo conoceremos en los resultados de la Elección 2021.
Mientras tanto entramos a la escucha de un interludio, muy rumoroso y lleno de presagios amenazantes para esos “corruptos” del Ancien Régime, bajo la pasada Administración de Enrique Peña Nieto, bajo la declaración plena, confesa y negociada del ahora defenestrado Emilio Lozoya Austin. Precisamente el fuerte descalificativo que usa López Obrador en contra del conjunto de los firmantes del desplegado es: «Celebro que escritores y periodistas que han defendido desde siempre el modelo neoliberal o neoporfirista se agrupen, se definan y dejen de lado la simulación para buscar restaurar el antiguo régimen, caracterizado por la antidemocracia, la corrupción y la desigualdad. La historia nos enseña que cuando se pone en práctica un proceso de transformación, siempre se produce una reacción conservadora» (Fuente: Expansión Política. Mié 15 julio 2020 11:00 PM. https://politica.expansion.mx/mexico/2020/07/15/amlo-responde-a-intelectuales-bendito-coraje).
No sé si usted, ciertamente yo no podría mirar a los ojos, vis a vis, de cualquiera de esos treinta firmantes y sin pestañear endilgarles, uno a uno, esta descalificación general. Este desdén con obvio aire de superioridad del presidente, evidencia que intenta situarse arriba y al centro de un capitolio regio –cuasidivino- cual efigie del 16º Presidente Abraham Lincoln de los Estados Unidos de América. Efectivamente, ensaya de relativizar y desautorizar el mensaje de sus emisores. Lástima para él, que ya sean personalidades consolidadas y por muchos respetadas en la escena social mexicana.
En la Historia, unos justificarán su apotegmática declaración y otro, probablemente, su ignominioso olvido.